para que veas que no se me ocurre pensar en ti

pues yo me acosté anoche en mi dormitorio, rozando mi cara en la almohada para que tu olor volviera a estar presente
y pensé en ti un rato
me levanté por la mañana
y me acordé de tus ojos llorosos
camino del trabajo me comí algunas galletas de las que me diste
me recordaban a lo que sabes
comí en el curro
y eché de menos los espaguetis con tomate muy picantes
ahora estoy sentado frente al ordenador y veo que necesito velas
para que vengas a encenderlas

ni puto caso

conseguir centrarme en cada paso y que el crujir de la nieve no lleve mis sentidos a otros lugares.
visitar contigo una ciudad que desconozco, que todavía no es mía.
creer que no me volvería a enamorar nunca después de abandonarlo todo en madrid, apareces gigante aquí en lejos cuando menos me lo esperaba.
pero volver a repetir todo esto una y otra vez me agota. y no quiero que el sueño sea mi aliado, mi compañero sino tú, que no me haces ni puto caso

atravesando el túnel

siempre me encantó quedarme dormido en el asiento trasero de un coche, al atardecer en un paisaje rodeado de montañas, cayendo la tarde, la luz, el día.
me gustó dormirme para poderme despertar de nuevo, los ojos casi sellados de lágrimas secas, atravesando túneles cuyas luces me disparaban intermitentemente como si de bocanadas de esperanza se tratara

intentando enfocar

me parece que no entiendo la vida, que de tanto querer vivirla la estropeo, que de tranto estrujarla la desgarro.
tengo el parecer descentrado porque lo que me parece correcto un día al siguiente se me trastoca.

las grietas de mi corazón

a veces creo tener el corazón seco. las pastillas me secan el corazón que se agrieta abarrotado de fríos, de inviernos, de nevadas, de hojas secas bajo el manto blanco