lunes, 27 de octubre de 2008

EL TELÉFONO

Todas las noches cuando se acerca la hora probable de que me llames, me aterro. Tengo miedo, mucho; además porque creo que por fin descubrirás que algo falla, hallarás el ardid, sacarás a relucir mis mentiras y querrás saberlo todo.
Y yo seré débil y sólo habrá lágrimas porque mi verdad crea culpas y pienso hará daño.
En un futuro que confío cercano, no pensaré esto y será cuando te lo cuente todo. Necesitaré llevarte a estas páginas donde frágil he podido verter todo lo que en el corazón no me cabía. Aquí me confesaba a ti, te hacía partícipe de mi sufrimiento, que está siendo exagerado, dramático, molesto...
Aquí intento compartir todo lo que ahora no puedo ni siquiera insinuarte.
Imagino un futuro donde esto no tenga sentido. Entonces aunque sigas con un cabreo enorme, te sentarás en el salón de tu casa y a esa hora de la noche a la que tanto temo, cogerás el teléfono, marcarás mi número, (sí, mi número). Yo descolgaré al otro lado, te daré las buenas noches y te leeré día tras día, cada una de las entradas de este diario.

5 comentarios:

RAFA ANGULO dijo...

no digo na.. pa que?... solo que sepas que tienes un lector paralizado cuando te lee. Beso desde Sevilla

Stultifer dijo...

Mis teléfonos suenan para ofrecerme ventas y negocios de seguros, libros o depiladores. Muchas veces los tengo desconectados. Son muy pesados.
Quizá sería conveniente que fueras tú el que hiciera la primera llamada.

Sero dijo...

stultifer
bueno, de depilaciones sé poco pero hay llamadas que mejor no ser uno el que las empieza. tiempo al tiempo
raangul.
gracias nene por tus fotos. yo las sigo disfrutando.

guillo dijo...

Mi estimado amigo gracias por tus palabras son la miel que me ayudan a seguir escribiendo, seguire tu blog alli encuentro cosas que no se bien que es pero me emociona leer... un abrazo inmenso. guillermo

Hugo Marroquin dijo...

Hace muchos años empecé un blog, personalísimo y secretísimo, a partir de una frase en un libro, una frase de una periodista mexicana en lo que sería una carta a su pequeño hijo, y la razón de esta carta, que motivó ese blog mío decía: "la necesidad de explicarme para explicarte"
Y siempre esperar esa oportunidad: poder explicarnos, en vez de sólo explicarles.