jueves, 23 de octubre de 2008

LOS SIN BRAZO

Sin brazo

 

La gran enfermedad surgió en el espectro sexual de todos los humanos, décadas más tarde aparecieron los sin brazo. Asistí atónico al espectáculo que suponía ver un grupo de hombres sonrientes en medio de la calle mostrándose unos a otros sus taras físicas ante la mirada del que pasea. Me llamó mucho la atención porque percibí cierto juicio, menosprecio e incluso algo de ira en los ojos de muchos de los viandantes. Algunos dejaron derramar lágrimas.

No estoy acostumbrado a leer los periódicos ni veo las noticias. no me gusta y ya está. Pero todo lo que sucedía debía de tener una explicación y mi grado de autismo y unas largas vacaciones habían dejado que me alejara de la realidad un poco más de lo debido.

Sí, en efecto, se trataba de eso: la cura había llegado. No fue una vacuna lo que se descubrió. Las investigaciones no fueron nunca del todo fructíferas aunque sí a veces alentadoras. Con el tiempo se enfriaban y desvanecían las esperanzas. Sentías entonces tu estómago muy duro por dentro y las ganas de vomitar no se te pasaban en meses. La cura, el remedio, la mano de Dios que se llevaba… tu brazo. Lei el artículo varias veces e incrédulo llegué a internet donde no daba crédito a las imágenes que, en su grado de pornografía habitual, mostraban detalladamente todo absolutamente todo.

Lo que esperábamos que llegara en forma de cura fue una simple, dura y estricta amputación.

La Máquina, que así era conocida por todos nosotros, era un dispositivo que emitía un tipo de música y digo esto porque al escuchar aquellos sonidos uno pensaba que los distinguía ya de antemano y que les resultaban demasiado familiares como para no conocerlos. Había un orificio donde uno insertaba su mano y esperaba. La mano se volvía roja, de un rojo sanguíneo, como de turista en playa con quemadura para el resto del verano. Mediante unas ondas, la Máquina tenía la habilidad de concentrar todo el virus en el trozo de cuerpo señalado.

La mano se escogió, normalmente la izquierda, porque era el trozo que uno estaba más dispuesto a perder de su propio cuerpo.  Los zurdos escogían la derecha.

En teoría la primera operación tenía que ser un éxito pero surgió el problema de la duda. No había certeza de que la concentración de virus sería total y se pensó así a lo tonto, a la broma boba y a la risa floja, cortar un poco más arriba. El paciente lo pidió a gritos. Salvar el resto de su cuerpo le era más que suficiente.

Así se crearon los sinbrazo, seres con un miedo tal que la idea de volver a pasar por la misma experiencia hizo que formaran parte de casi una subraza, comprensivos entre ellos, deconfiados con el resto. Su marca era visible, también su vergüenza y su triunfo.

(¿Quién desearía una pareja que no pudiera abrazarte? Pero el hombre en su inventiva creó nuevas formas únicas de abrazar e incluso llegó a ser moda el tener un sin brazo como novio, un novio de brazo recién cortado.)

Con el tiempo la operación se fue perfeccionando y el orificio de la Máquina se fue haciendo cada vez más pequeño. Las amputaciones ya no eran de brazos, llegaban hasta el codo. Del codo se pasó a la muñeca y de ésta a alguno de los dedos, a elegir a la sazón o al tuntún. Cada vez la vergüenza estaba más oculta y el triunfo era el orgullo más bien, de cada uno de los que lograban ocultar que alguna vez en su vida habían portado el virus.

Hoy en día casi ha desaparecido la enfermedad pero se ha establecido un sistema de clases. Está mal visto que alguien con dedo amputado salga con un sin brazo, siempre hay que tender a los cuerpos enteros.

Yo también porté en mi cuerpo el virus y también sentí el ardor de la máquina en mí. Tuve suerte, la técnica se había perfeccionado tanto que lo que me queda es una pequeña cicatriz en la palma de la mano. Es mi secreto, mi vergüenza y  mi triunfo. 

6 comentarios:

Hugo Marroquin dijo...

Siempre las palabras pueden mostrar más crudeza que las imágenes, por ser las imágenes de la mente.

Y entrelíneas, algo mucho más profundo.

Es bueno leerte, y gracias por hacerlo conmigo también. (Y no es mera reciprocidad)

RAFA ANGULO dijo...

Peazo metáfora. Sin palabras. Un abrazo
(Tienes razón debería, al menos, situar mis fotos.. lo de los sentimientos.. cuesta mas, Hay que tener muchos wevos pa desnudarse en público y yo no los tengo)

"Hello Stranger" dijo...

Imágenes mentales puestas por un puñado de palabras reales.

Te haz ganado un lector fiel.

Saludoss

Johny dijo...

No se de que parte del planeta te comunicas y que mas da. pero solo debo decirte que te respeto mucho y te admiro.
No olvides q siempre hayuna razon para seguir peleando.
Si crees que ya no hay ninguna pues inventemos una.

Hermano cada uno se expresa como mejor puede. Perdona si hice algun dibujo que no te agrade. Simplemente lo hice por que lo senti.

No todos tenemos esa alma de artista telentoso como tu. Pero de todos modos soy gay, no soy homofobo. pero aprecio y agradezco tu comentario.

Si quieres ser mi amigo. Seria un honor para mi. Soy de Peru.

Sero dijo...

encantado. sorry si mi comentario fue un poco demasiado. intentaré medirme. un abrazo

Nacho Hevia dijo...

hay cosas para las cuales la introspección con cortinajes de plomo se convierte en clavos en el centro del dolor

me ha encantado tu relato...tanto como me ha dolido...